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 Son muy comunes las expresiones:  “Tiene una hernia de disco y apenas puede moverse” o “El dolor de  espalda es por culpa de la hernia de disco”, pero  es posible que  quienes las pronuncian no entiendan muy bien de qué se trata.  Trataremos, en esta nota y otra de próxima publicación, de aclarar  algunos aspectos básicos sobre su origen, manifestaciones, tratamiento y  pronóstico.
 
 La estructura normal de la columna  vertebral
 La columna vertebral, cuya arquitectura, disposición e integridad  resultan esenciales tanto para permitir la respiración adecuada como  para asegurar la marcha y los desplazamientos armoniosos, está  constituida por elementos de tipo óseo (las vértebras) y otros de  naturaleza fibrocartilaginosa (los discos intervertebrales).
 La función de estos discos (que adoptan este nombre justamente por su  aspecto) es la de permitir el desplazamiento de las vértebras una sobre  otra, en sentido lateral y en flexión, evitando el roce y las lesiones  de las superficies óseas vertebrales. La permanencia de los discos  vertebrales en su sitio se logra gracias a la sujeción impuesta por una  cubierta exterior fibrosa.
 Los orígenes de la hernia de disco
 En personas que se encuentran transcurriendo la edad media de su  vida, la cubierta o protección externa de los discos vertebrales puede  presentar áreas más débiles e incluso pequeñísimos desgarros. Cuando  esto ocurre, una parte del disco tiende a abombarse hacia afuera y  desplazarse fuera de su sitio original. Esto es lo que se conoce como hernia  de disco .
 Al desplazarse el disco intervertebral, se produce una presión de las  superficies óseas de las vértebras sobre las estructuras nerviosas que  transcurren próximas al canal espinal o medular (incluidos dentro de la  columna), y esto ocasiona el dolor, síntoma muy frecuente en presencia  de la hernia de disco.  
Aunque no están del todo claros los mecanismos de producción de la  hernia de disco, existen distintas teorías que incluyen la combinación  de diversos factores causales:
 
El papel del envejecimiento en la hernia de disco se confirma con la  observación de la realidad: es muy raro que una hernia de disco se  produzca en personas muy jóvenes, y la edad promedio de presentación  oscila entre los 35 y los 55 años. Es posible que con el transcurrir de  la vida, la cubierta externa del disco vaya deteriorándose lenta y  paulatinamente, posiblemente como resultado de varias décadas de  permanecer en posición erecta (de pie) y efectuar infinitas flexiones. 
En algunos grupos familiares es habitual encontrar hernia de disco en  varios de sus integrantes, mientras que en otras familias no existen  portadores de este problema, ni siquiera entre los miembros con mayor  edad. Los expertos analizan diversos genes que pueden estar  involucrados.Envejecimiento del disco intervertebral  
Los más comunes son el tipo de trabajo habitual o la práctica de  deportes o actividades físicas que implican levantar pesos importantes, o  efectuar marcados y reiterados movimientos de torsión o flexión. 
A favor de estos elementos puede destacarse la localización más  frecuente de la hernia de disco, que es precisamente la región lumbar,  próxima a la pelvis. Lógicamente, las vértebras más bajas (de la zona  lumbar) soportan más peso corporal que las más altas. Aunque la hernia  de disco puede producirse también en el área cervical (cuello) y  torácica, se trata de ubicaciones muy poco frecuentes: sólo 1 de cada  200 a 400 hernias de disco se observa en la región torácica.Circunstancias o factores de riesgo de tipo individual  Por supuesto, la distinta localización de la hernia de disco se asocia  con síntomas diferentes pero el dolor es una constante en todas ellas.
 En una próxima nota trataremos aspectos relacionados con los síntomas y  el diagnóstico.
 Contenido  actualizado el 2010-03-23 | 
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