Agencia de Noticias UN-
Bogotá D. C., dic. 06 de 2013 -
Aunque es la enfermedad que más muertes provoca a las mujeres en Colombia, por encima del cáncer, las fallas coronarias están siendo subestimadas por las propias afectadas y el sistema de salud.
El infarto agudo del miocardio, la angina de pecho y la muerte súbita son las tres formas de presentación de la enfermedad coronaria. De acuerdo con cifras entregadas por el Dane, 13.319 mujeres murieron en el año 2012 a causa de la enfermedad isquémica del corazón, más conocida como infarto agudo del miocardio.
Esta enfermedad crónica se produce cuando las arterias coronarias que nutren el corazón empiezan a disminuir su diámetro y, por esta razón, llega menos sangre al músculo cardíaco.
Dicha situación se vuelve progresiva hasta llegar a un momento grave, llamado síndrome coronario agudo, donde el flujo sanguíneo es mínimo y esa parte del músculo cardíaco empieza a tener cambios críticos en su estructura y en su función (bombear sangre), lo cual afecta la calidad de vida de la persona.
El gran impacto que esta enfermedad ha tenido en la mujer está asociado tanto a la alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular (colesterol alto, hipertensión arterial, diabetes, sedentarismo, etc.) como a otros factores culturales derivados del imaginario de las mujeres y de los servicios de salud.
Por ejemplo, no se considera que este sea un mal frecuente en ellas, lo cual fue demostrado en una encuesta realizada en el 2008 a mil mujeres, a quienes se les preguntó cuál consideraban que era la principal causa de enfermedad y muerte para el género femenino en Colombia; la gran mayoría respondió: el cáncer.
Este tema ha sido abordado por el grupo de investigación “Cuidado para la salud cardiorespiratoria”, de la Facultad de Enfermería, mediante una serie de estudios dirigidos a explorar los síntomas de angina en las mujeres, con el ánimo de caracterizarlos de manera detallada.
Según explica Fanny Rincón, directora del pregrado en Enfermería, profesora asociada de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá y autora del libro La enfermedad coronaria en la mujer: un asunto de cuidado, recientemente publicado por la Editorial de la Institución, el objetivo es poder comprender cuáles son los síntomas más frecuentes, cuáles factores los desencadenan y qué consecuencias tienen en la vida de las mujeres.
El libro de la docente aborda, inicialmente, las estadísticas que justifican e ilustran a nivel nacional e internacional la relevancia de la enfermedad coronaria en la mujer como problema de salud pública, incluyendo la prevalencia de factores de riesgo, la carga de la enfermedad y la inequidad social y de género que acompaña este panorama.
Posteriormente presenta aspectos conceptuales de utilidad que desde las ciencias sociales y la propia disciplina de enfermería aportan a la comprensión del problema: síntomas desagradables, identidad, subjetivación y vulnerabilidad. Luego, muestra estudios de especial interés a nivel nacional e internacional y concluye con un capítulo titulado “Hallazgos desde la voz de las mujeres con enfermedad coronaria”, producto de la línea de investigación.
En este segmento, se muestra el perfil sintomático, los factores asociados y las formas de respuesta que presentaron las mujeres durante la experiencia del evento coronario, a partir de resultados de por lo menos diez estudios relacionados.
Según la OMS, en el año 2011 en Colombia, las mujeres presentan una prevalencia de inactividad física de 47,1% y la de colesterol elevado es del 41,8%. El consumo de tabaco viene en aumento, especialmente en mujeres jóvenes. La hipertensión arterial, además de constituir una enfermedad, es el principal factor de riesgo para las mujeres adultas en todo el mundo y es responsable del 18% de las muertes de mujeres mayores de 20 años.
Los hallazgos señalan que uno de los principales síntomas es la opresión más que el dolor, y que este puede percibirse en el tórax anterior o en el cuello, el cual se conoce con el término de “atoramiento” o “atragantamiento”. Este, se acompaña de una serie de síntomas variables de baja intensidad que no son identificados como importantes por las mujeres y que sumados van a definir la opresión y finalmente el dolor, frente al cual piden ayuda, no necesariamente a los servicios de salud.
Rincón asegura que las mujeres pueden vivir con la enfermedad coronaria de manera desapercibida por mucho tiempo, y en no pocos casos, estos síntomas las acompañan haciendo parte de su vida. “La edad, la menopausia y la herencia se levantan como banderas de resignación y aceptación de la enfermedad, hecho que debilita las posibilidades de adherencia a los tratamientos”.
Asimismo, resalta que uno de los temas más importantes hallados en Cundinamarca y Nariño fue la subvaloración del síntoma, acompañado de la categoría: “aguantar, callar y callar”, que ilustra la necesidad de trabajar junto con las mujeres, sobre aspectos culturales, recabando en que ellas son sujetos de cuidado y no solamente cuidadoras, ya que es uno de los factores que han definido de manera directa el perfil de vulnerabilidad. Por lo tanto, además de que en los servicios de salud la mujer sea reconocida como tal, todo este cambio debe iniciarse en la propia conciencia de ella como sujeto de derechos.
Por lo tanto, el mensaje es empezar a cuidarse temprano e identificar si hay presencia de esos factores de riesgo para controlarlos, pero especialmente, la motivación se centra en asumir una forma de vida saludable, la cual requiere de elementos sencillos asociados a la alimentación, el ejercicio regular y, especialmente, el cuidado del cuerpo como el templo en donde transcurre la vida, para alejar el peligro de sufrir alguna de las enfermedades coronarias que pueden apagar el corazón para siempre.
(Por:Fin/HESP/CAPG/AC)
N° 778
Bogotá D. C., dic. 06 de 2013 -
Aunque es la enfermedad que más muertes provoca a las mujeres en Colombia, por encima del cáncer, las fallas coronarias están siendo subestimadas por las propias afectadas y el sistema de salud.
El infarto agudo del miocardio, la angina de pecho y la muerte súbita son las tres formas de presentación de la enfermedad coronaria. De acuerdo con cifras entregadas por el Dane, 13.319 mujeres murieron en el año 2012 a causa de la enfermedad isquémica del corazón, más conocida como infarto agudo del miocardio.
Esta enfermedad crónica se produce cuando las arterias coronarias que nutren el corazón empiezan a disminuir su diámetro y, por esta razón, llega menos sangre al músculo cardíaco.
Dicha situación se vuelve progresiva hasta llegar a un momento grave, llamado síndrome coronario agudo, donde el flujo sanguíneo es mínimo y esa parte del músculo cardíaco empieza a tener cambios críticos en su estructura y en su función (bombear sangre), lo cual afecta la calidad de vida de la persona.
El gran impacto que esta enfermedad ha tenido en la mujer está asociado tanto a la alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular (colesterol alto, hipertensión arterial, diabetes, sedentarismo, etc.) como a otros factores culturales derivados del imaginario de las mujeres y de los servicios de salud.
Por ejemplo, no se considera que este sea un mal frecuente en ellas, lo cual fue demostrado en una encuesta realizada en el 2008 a mil mujeres, a quienes se les preguntó cuál consideraban que era la principal causa de enfermedad y muerte para el género femenino en Colombia; la gran mayoría respondió: el cáncer.
Este tema ha sido abordado por el grupo de investigación “Cuidado para la salud cardiorespiratoria”, de la Facultad de Enfermería, mediante una serie de estudios dirigidos a explorar los síntomas de angina en las mujeres, con el ánimo de caracterizarlos de manera detallada.
Según explica Fanny Rincón, directora del pregrado en Enfermería, profesora asociada de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá y autora del libro La enfermedad coronaria en la mujer: un asunto de cuidado, recientemente publicado por la Editorial de la Institución, el objetivo es poder comprender cuáles son los síntomas más frecuentes, cuáles factores los desencadenan y qué consecuencias tienen en la vida de las mujeres.
El libro de la docente aborda, inicialmente, las estadísticas que justifican e ilustran a nivel nacional e internacional la relevancia de la enfermedad coronaria en la mujer como problema de salud pública, incluyendo la prevalencia de factores de riesgo, la carga de la enfermedad y la inequidad social y de género que acompaña este panorama.
Posteriormente presenta aspectos conceptuales de utilidad que desde las ciencias sociales y la propia disciplina de enfermería aportan a la comprensión del problema: síntomas desagradables, identidad, subjetivación y vulnerabilidad. Luego, muestra estudios de especial interés a nivel nacional e internacional y concluye con un capítulo titulado “Hallazgos desde la voz de las mujeres con enfermedad coronaria”, producto de la línea de investigación.
En este segmento, se muestra el perfil sintomático, los factores asociados y las formas de respuesta que presentaron las mujeres durante la experiencia del evento coronario, a partir de resultados de por lo menos diez estudios relacionados.
Según la OMS, en el año 2011 en Colombia, las mujeres presentan una prevalencia de inactividad física de 47,1% y la de colesterol elevado es del 41,8%. El consumo de tabaco viene en aumento, especialmente en mujeres jóvenes. La hipertensión arterial, además de constituir una enfermedad, es el principal factor de riesgo para las mujeres adultas en todo el mundo y es responsable del 18% de las muertes de mujeres mayores de 20 años.
Los hallazgos señalan que uno de los principales síntomas es la opresión más que el dolor, y que este puede percibirse en el tórax anterior o en el cuello, el cual se conoce con el término de “atoramiento” o “atragantamiento”. Este, se acompaña de una serie de síntomas variables de baja intensidad que no son identificados como importantes por las mujeres y que sumados van a definir la opresión y finalmente el dolor, frente al cual piden ayuda, no necesariamente a los servicios de salud.
Rincón asegura que las mujeres pueden vivir con la enfermedad coronaria de manera desapercibida por mucho tiempo, y en no pocos casos, estos síntomas las acompañan haciendo parte de su vida. “La edad, la menopausia y la herencia se levantan como banderas de resignación y aceptación de la enfermedad, hecho que debilita las posibilidades de adherencia a los tratamientos”.
Asimismo, resalta que uno de los temas más importantes hallados en Cundinamarca y Nariño fue la subvaloración del síntoma, acompañado de la categoría: “aguantar, callar y callar”, que ilustra la necesidad de trabajar junto con las mujeres, sobre aspectos culturales, recabando en que ellas son sujetos de cuidado y no solamente cuidadoras, ya que es uno de los factores que han definido de manera directa el perfil de vulnerabilidad. Por lo tanto, además de que en los servicios de salud la mujer sea reconocida como tal, todo este cambio debe iniciarse en la propia conciencia de ella como sujeto de derechos.
Por lo tanto, el mensaje es empezar a cuidarse temprano e identificar si hay presencia de esos factores de riesgo para controlarlos, pero especialmente, la motivación se centra en asumir una forma de vida saludable, la cual requiere de elementos sencillos asociados a la alimentación, el ejercicio regular y, especialmente, el cuidado del cuerpo como el templo en donde transcurre la vida, para alejar el peligro de sufrir alguna de las enfermedades coronarias que pueden apagar el corazón para siempre.
(Por:Fin/HESP/CAPG/AC)
N° 778
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